FORMACIÓN PROFESIONAL Y EMPLEO
Robert Mundell es Premio Nobel de Economía en 1999, asesor de alguno de los gobiernos de EEUU y también de la antigua CEE, actual Unión Europea.
En una entrevista publicada en El País recientemente plantea la teoría de que cuando se termina la educación secundaria los estudiantes no tienen la preparación suficiente para trabajar y comenta el sistema canadiense de estudios, que obliga a los alumnos de secundaria a recibir una formación profesional previa al inicio de sus estudios superiores o a la salida al mercado laboral. A partir de esta teoría y a lo largo de la entrevista plantea la educación como un medio para lograr el bienestar y en particular habla de la formación profesional:
“P. ¿Sin formación, sin educación, no habrá futuro, no habrá bienestar?
R. Sin formación profesional, no la habrá. Hay un agujero en este sentido en el sistema educativo. Los niños van a la escuela primaria y luego a la secundaria pero no están preparados para trabajar.
El agujero que falta tiene que ser rellenado con la formación profesional. Se ha usado mucho el ejemplo de Canadá, donde después de acabar el instituto los jóvenes tienen una formación de dos años en escuelas y luego pueden optar entre ir a la universidad o trabajar.”
No es partidario de que se adopten políticas comunes en cuanto a la formación profesional en el seno de la UE, ya que cada país miembro presenta unas características de empleo completamente diferentes y por lo tanto unas necesidades de formación distintas.
Una forma de alcanzar el bienestar es el empleo como generador de autonomía personal; lograr la integración en el mundo laboral es más fácil cuanto mayor es el nivel de formación, o por lo menos el acceso a puestos de determinado nivel. La formación profesional tiene que adquirir un protagonismo especial dentro de este objetivo; de hecho parece que se va afianzando la idea de que la formación profesional es un vehículo apto para conseguir empleos de calidad, que relacionen los estudios realizados con los puestos de trabajo desenvueltos por nuestros jóvenes.
Según un artículo publicado en El País el 17 de octubre, “Los jóvenes con formación profesional son los que obtienen más contratos indefinidos”. Los datos salen del primer informe del Observatorio Joven de Empleo en España, presentado por el Consejo de la Juventud de España. También se habla de la relación entre temporalidad y nivel de estudios, concluyendo que cuanto mayor es el nivel de estudios menor es la temporalidad en los contratos.
En ese mismo artículo se menciona a Cándido Méndez, secretario general del sindicato UGT, por la necesidad que se observa desde los sindicatos de revalorizar los estudios de formación profesional como cauce para conseguir empleos cualificados, estables y bien retribuidos.
Ya en Galicia la información nos llega de la mano de vieiros .com:
A FP mantén o liderado na inserción laboral
Un 97% dos titulados en Formación Profesional quedan a traballar en Galiza. O 80% atopa emprego en menos de seis meses.
Según los datos que ofrece la Consellería de Educación, el 81% de los encuestados (sobre alumnos que han estudiado Ciclos Formativos) consiguen un trabajo relacionado con los estudios que han cursado.
El 25% de los alumnos que cursaron algún Ciclo Formativo continuó estudiando; una parte importante pasaron a estudios universitarios a los que es daba acceso directo el ciclo estudiado y alrededor del 32% se decidieron por la realización de otros ciclos de Formación Profesional.
La mayoría encontró un trabajo en el sector privado y la mayor inserción se produjo en Fabricación mecánica; Mantemento de vehículos autopropulsados; Mantemento e servizos á produción; e Madeira e moble.
En vista de los resultados que se obtienen desde el punto de vista de la formación profesional cabe hacerse alguna reflexión.
Por un lado parece que la formación profesional actual da buenos resultados, teniendo en cuenta su carácter terminal y profesionalizador; es de suponer que la inversión económica que se ha realizado estos años con dinero procedente del Fondo Social Europeo ha tenido que ver en estos resultados; esperemos que ahora, que el Fondo Social ya no aporta tanto y a tantos, las administraciones educativas no dejen abandonada la Formación Profesional.
En otro orden de cosas, se sigue detectando cierto menosprecio a unos estudios que, según los datos ofrecidos, están dando buenos resultados; la orientación hacia la FP desde la ESO de los alumnos que presentan dificultades, en el caso de los ciclos de grado medio, no hace ningún favor a la labor de dar más valor a los estudios profesionales; esta, por desgracia y desde mi punto de vista, es una forma de actuación bastante frecuente.
Por otro lado, el acceso a ciclos de los alumnos que no han finalizado los estudios de ESO mediante una “prueba” se convierte en una trampa cuando “las autoridades educativas” quieren quitarse un problema de encima, consiguiendo que el acceso a ciclos, sobre todo de grado medio, sea una puerta abierta de par en par para todo aquel que quiera pasar, independientemente de su grado de formación. No es difícil encontrarse en el mismo ciclo a alumnos que no tienen terminado tercero de Educación Secundaria con alumnos que tienen estos estudios terminados, otros ciclos aprobados e incluso, como en el caso particular del aula en la que imparto clases, alumnos con el bachillerato finalizado (aunque reconozco que esto último no es la regla). Así es difícil marcar el terreno de juego y poner las reglas de trabajo.
Una buena pregunta es ¿qué podemos hacer con alumnos (en edad de trabajar) que no han superado los estudios obligatorios? La verdad es que poner una respuesta es difícil y obliga a manifestar una opinión que puede ser políticamente incorrecta o, en el mejor de los casos, comprometida.
Para el acceso, muchos de estos alumno cursan un PGS que les debe dar una formación inicial en un trabajo. Detrás de este programa nos encontramos un trabajador con una cualificación profesional mínima pero con los conocimientos básicos de una profesión. En la mayoría de los casos no se pasa de ahí; me refiero que aunque se acceda a una ciclo, las dificultades que se encuentran estos alumnos son de base y hacen imposible su finalización.
Una inversión adecuada en un sistema que genera la base trabajadora de un país, una forma de acceso acorde con el nivel de formación que se pretende dar a los alumnos matricualdos en ciclos formativos, un cambio de actitud ante unos estudios que hoy por hoy siguen estándo depreciados fruto de muchos años y leyes que los han colocado como refugio de los malos estudiantes y como una formación de segunda clase, una buena mentalización para lograr el apoyo social reclamado por los sindicatos hacia la formación profesional son algunas de las claves.
Los resultados de la FP están ahí y son buenos y se deben valorar aun más teniendo en cuenta algunas de las reflexiones que se plantean en este artículo.
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